Es natural que tendamos a clasificar las cosas para entenderlas mejor, de otra forma sería imposible para nuestra mente. Así ocurre con los animales: vertebrados, invertebrados, terrestres, marinos. Con la comida: mediterránea, vegetariana, sana, hiper calórica. Y, cómo no, lo mismo ocurre con la política, donde el reduccionismo, a veces interesado, ha dejado la clasificación en una dicotomía: “de izquierdas” o “de derechas”, progresista o conservadora.

Estas dicotomías están obsoletas y, por ello, algunos pretenden diferenciarse declarándose “de centro”, mientras que otros intentan hacerlo con diversos apellidos, todos interesados.

Pero hoy en día sólo hay dos clases de política y, por tanto, organizaciones que propongan una u otra. Éstas son: Política tradicional o Política abierta.

¿Cuáles son las diferencias?

Política tradicional es la de los partidos cerrados, donde prima la jerarquía y el aparato, toda una organización ideada para el reparto de cargos, donde cada militante hace méritos para ir amasando influencia y poder interno. Una organización que pretende alcanzar el poder a toda costa y para eso invierte, se financia, a veces hasta ilegalmente y establece relaciones con poderes que pueden ayudarla en su único objetivo: gobernar para repartir cargos entre sus militantes fieles.

Los partidos de la política tradicional son estructuras cerradas, blindadas, con sus departamentos de Marketing y sus actividades encaminadas a obtener los fondos que necesitan para mantenerse. Su razón de ser última es la de cumplir y hacer cumplir las leyes que privilegian los intereses de las grandes corporaciones que sustentan el poder, gestionando la globalización.

La política abierta es la de los que tienen un profundo respeto por la persona, la de aquellos que creen que la suma de la inteligencia individual, de cada simpatizante, de cada ciudadano, forman la inteligencia colectiva que será capaz de encontrar fórmulas de convivencia y participación más justas, fórmulas para que allí donde haya una necesidad pueda haber un recurso que se ocupe de ella.

De esa inteligencia colectiva surgirá una Patria construida entre todos y de todos. Las organizaciones de la política abierta no tienen grandes aparatos ni departamentos de marketing profesionales, se sustentan en ese magma en ebullición que crea la inteligencia colectiva.

Y cuando la política abierta entre en erupción, nada será capaz de parar la explosión de ideas, programas e iniciativas que traerá consigo.

Olvida las clasificaciones obsoletas y deja la vieja política, acércate a la política abierta y forma parte de un movimiento generador.

 

Ven a Defensa Social, la Política Abierta.

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