A menudo los titulares de la prensa y la televisión casan mal con un análisis sosegado de los distintos resultados electorales. En relación con las elecciones a la Xunta algo de esto ha pasado. El lunes, el Partido Popular pudo respirar tranquilo y el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo quedó consolidado, mientras que las aspiraciones de alternativa que tenía la izquierda gallega se han quedado en aguas de borraja. Sin embargo, si rascamos un poco en los resultados nos daremos cuenta de que hay motivos para la preocupación porque la tendencia que marcan estos comicios no se traduce en nada bueno para la estabilidad y coherencia de la política española.