Una tras otra se suceden las elecciones y parece, sólo parece, que la democracia funcione. Pero una tras otra las grandes cuestiones de la vida en sociedad siguen sin resolverse. Cuestiones de vital importancia como el mantenimiento del estado del bienestar o de gran calado, como la organización territorial de España, permanecen enquistadas y no se vislumbran soluciones válidas para ellas.
¿Y qué ocurre con todos esos grandes retos que tendremos que afrontar?