Defensa Social se suma al criterio de hombres y mujeres catalanes, todos ellos relevantes en la sociedad española por su sustancial peso en la cultura, las artes y las letras.
A todos ellos: Gracias por vuestro sentido común. Desde distintos paradigmas, ópticas y afectos…
Joan Manuel Serrat, el más famoso de los cantantes catalanes, y un cantautor de referencia en España y el mundo hispano, opina: “Deberían pasar cosas para que algo de tamaña importancia ocurra con las garantías que requiere una decisión tan grave [...] Los ciudadanos deberían poder decidir, en una situación, en que su decisión no se vea coaccionada […] ¿Han seguido los movilizadores estos caminos?”.
Joan Botella, responde con un “No” rotundo a la pregunta de Serrat. Catedrático de Ciencias Políticas y decano de Derecho en la Universidad de Barcelona es tajante. No hay, dice, “una validación internacional, no se dan las circunstancias de colonización o dominación, no es conforme a la regulación constitucional española, no hay una Junta del Censo, no hay ley electoral, no hay neutralidad de los convocantes y se da la paradoja de que no está convocado…”. Para explicar su perplejidad respecto a ello cita a Brecht: “Qué tiempos estos en los que hay que luchar por lo que es evidente”.
Eduardo Mendoza, escritor barcelonés del que destacan sus novelas sobre la historia de diversas ciudades españolas, entre ellas su amada Ciudad Condal, recibió el Premio Planeta por su novela “Riña de gatos”, en 2010 y es Premio Cervantes 2016, se refiere a la cerrazón de los sucesivos Gobiernos de la Generalitat como “proceso descarrilado […] El tren sigue corriendo, pero fuera de las vías”. Mendoza hace responsable de este sinsentido al “nacionalismo” del que opina, “es de otro tiempo”. Aunque sobre todo coloca el peso de su denuncia en las consecuencias de este dislate, asegurando que son importantes y que ya se sufren, a saber: “el gasto extraordinario… Es imposible calcular la cantidad de cosas que no se han hecho por este problema”. “Lo anecdótico se convierte en símbolo de todo”, sentencia. “Cataluña consigo misma es una utopía muy rara que pertenece al campo de la ciencia ficción”, concluye, como no podía ser de otra manera, el creador del loco detective sin nombre, diseñador de realidades en los reinos del humor, el absurdo y la fabulación que roza lo esperpéntico y surrealista.
“La llama” que produjo “el descarrilamiento” del que habla Mendoza, opina Serrat, fue: “el Estatuto que Zapatero prometió defender en 2006”.
Joan Marsé es todavía más gráfico, si cabe: "Está bien claro: que un grupúsculo antisistema como la CUP, una panda de impresentables llenos de estulticia y roña ideológica, tenga agarrado al despeinado president Puigdemont por los cataplines y pueda determinar los presupuestos generales de la Generalitat y las derivas más delirantes, como pedir que la Catedral se convierta en un mercado, para adornar el proyecto de secesión, muestra hasta qué punto la sociedad catalana está abocada al futuro más incierto, ridículo y calamitoso".
"La triste realidad -dice Marsé-, es que el señor Puigdemont y el señor Junqueras, dos luminarias políticas que pasarán a la historia del esperpento ibérico, comparten, como ha escrito Valentí Puig, una aparatosa ignorancia sobre el Estado de Derecho y sobre la política, y, en concreto, sobre la historia política de Cataluña y de toda España". Al autor de Últimas tardes con Teresa, le repugna “el relato maniqueo del Govern, la desvergüenza y la impunidad con la que Pigdemont y Junqueras mienten al hablar en nombre del pueblo, al apelar reiteradamente y del modo más miserable al mandato del pueblo que dicen haber recibido. Y de esa empanada mental que llaman el derecho a decidir… Sí, vale, ¿a decidir qué? ¿Qué nos vamos de España y de Europa? […] El mal ya está hecho, están registrados los buenos catalanes y los malos catalanes”. Quizá el más irónico de todos se atreve con una última noticia: “el peinado del president Puigdemont ha sido declarado de Interés Turístico Internacional y el Procés de interés turístico comarcal. Parece que no lo ven claro. El peinado, quiero decir”.
Dice Francisco Rico: es “un ridículo desternillante. Cada dos días, todos los teloneros flanqueando al presidente en un momento histórico, con las manos a la altura de los cerebros, y todos convertidos, por la situación grotesca, en caricaturas de sí mismos, como poniéndose motes a sí mismos: pelambres, el flequillo-tonsura, la chaqueta y la boca desarticuladas […] Y mientras tanto los catalanes sin gobierno. No se lo merecen".
El editor Jordi Herralde: "El problema catalán, es decir el problema español o viceversa, de tanta duración -casi anteayer, considerando el largo recorrido, Ortega y Gasset ya aludió a la famosa 'conllevancia'-, se agudizó inesperadamente en los últimos años. Los responsables del Gobierno y del Govern se han enzarzado en un campeonato de disparates -¿variantes de Don Tancredo y el Hooligan?- que han llevado a la imposible situación actual. ¿La Historia los absolverá?: serias dudas entre los expertos".
"La independencia me parece objetivamente imposible por la correlación de fuerzas, el escenario internacional y la composición de la sociedad catalana, como demostraron las últimas elecciones”.
Lluis Pasqual, director de teatro: "El Govern ha actuado provocando a veces un gran desconcierto". Y algunas cosas que han sucedido, como la dimisión del jefe de los Mossos, "han creado cierto temor: ¿quién va a proteger a todos los ciudadanos en este proceso?".
Valentí Puig, escritor: “En Barcelona el tema ya no predomina en las conversaciones y han desaparecido muchas banderas estrelladas. En el día a día, salvo si uno atiende al entorno mediático del proceso, en mayor o menor medida pagado con dinero público, lo que queda es mucha confusión semántica, al tiempo que despuntan nuevas plataformas y movimientos antisecesionistas. Hay un declive de la espiral del silencio. A la vez, pasividad, fatiga. Personalmente, la impresión es de que —en el mejor de los casos— vamos a entrar en un laberinto tosco y arriesgado, del que nadie conoce la salida”.
"La idea de considerar no demócratas a quienes no votarán en un referéndum ilegal es otra provocación incontrolada. Gana terreno la impresión de que todo es una lucha por el poder: Puigdemont, luego Junqueras, la sombra patética de Artur Mas, la palanca antisistema de la CUP”.
Patricia Soley-Beltrán, socióloga cultural, ganadora del premio de ensayo Herralde de 2015 por Divinas: "En una situación normal no hay que temer que la ciudadanía se exprese. ¿Es una situación normal? No”.
“Habría que moverse contra las actitudes excluyentes, de las que participa asimismo el nacionalismo catalán. No es tarde. El momento es perfecto, esta es una España diversa, hay riqueza”.
La directora de cine, Isabel Coixet, dice en Barcelona: "Se han ido extremando las posturas, pero yo no veo contradicción entre ser catalán y ser español… me siento europea, catalana, española, de Gràcia….”
Josep Ramoneda, ensayista: “Iría a votar, pero no creo que se vaya a votar […] las condiciones son muy precarias”.
Javier Mariscal: “Un Govern que hace los mismos recortes que el de España, toma el asunto como bandera e inicia este procés que es una gran chapuza”.
“Lo que han hecho es crear mal rollo, sacar eso de `nos roban´, fabricar `los buenos y los malos´
Fuente: El País