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Una vez más, como muchas veces en la vida, no hay mal que por bien no  venga. Y es que hace dos siglos, una mente privilegiada como Hegel percibió, a través de su filosofía,  que las reglas del devenir histórico no responden a una clara dicotomía del poder establecido y la alternativa al mismo, en una suerte de alternancia, sino que el resultado final casi siempre se iba por peteneras y acababa campando por donde menos te lo esperabas. Al liberalismo se le opuso en su día el socialismo comunista y de aquí surgió una síntesis, que fue el Estado del Bienestar, desgraciadamente en vías de extinción, pero que durante mucho tiempo supuso un oasis de estabilidad y progreso en la Historia de la Humanidad.

En 2017, nuestra querida España sufrió lo que no fue más que un shock asimétrico en el que algunos de sus pilares de convivencia se veían sacudidos por la actuación unilateral de unas instituciones autonómicas catalanas, que a pesar de debérselo todo a la legitimidad otorgada por la Constitución, se la saltaban a la torera y emprendieron un salto al vacío que hizo que el resto de España reaccionara y les parara los pies a tiempo. En esa ocasión, la legitimación del Régimen del 78 quedó incólume, la oposición entonces socialista se unió al gobierno del Partido Popular y se posibilitó que el propio sistema aplicara el mecanismo que tenía previsto: el artículo 155 de la Constitución. El Rey y la Carga Magna salieron reforzados, el “suflé catalán” se desinfló y las aguas volvieron a su cauce. Pero la proliferación de banderas españolas y la forma en la que la gente respondió espontáneamente en las calles a muchos nos hizo percibir que todo había cambiado. Lentamente, casi imperceptiblemente, la España del 2018 no iba a parecerse nada a la de 2016…

En 2023, unos inexplicables resultados electorales, posibilitados por una ley electoral que hace aguas por doquier y a la que ninguna fuerza política parece interesada en enmendar, han hecho posible a través de una extraña aritmética parlamentaria, la paradoja de que por primera vez en lo que llevamos de democracia gobernará España quien no ha ganado las elecciones, acompañado de unos socios que han sido notablemente castigados en las urnas, Junts y Esquerra. Un auténtico Gobierno de perdedores. Todo ello a costa de que Sánchez y #laPSOE han aceptado de sus socios separatistas lo que hasta hace poco consideraban líneas rojas inadmisibles.

La circunstancia de tener un Presidente del Gobierno con algún tipo de trastorno mental del espectro narcisista, manipulador y maquiavélico, que comparte con su formación política, #laPSOE, una enfermedad crónica de avidez de poder, han posibilitado pactos con los separatistas vascos, catalanes y gallegos que suponen un atentado brutal contra nuestra soberanía, nuestra integridad territorial y nuestra deseable separación de poderes, difícilmente predecibles a priori. Han aceptado finalmente todas las imposiciones de sus socios independentistas, por duro que cueste creer. Como ejemplo de lo dicho, tanto el candidato socialista como sus principales líderes manifestaron su total rechazo, por inconstitucional, a aplicar medidas como la amnistía, y esta es una de las medidas que directamente contempla el pacto que ha suscrito con los enemigos de España.

Lo bueno de la actual coyuntura es que el Sanchismo se ha quitado la careta y ha mostrado a las claras la verdadera naturaleza de #laPSOE, un grupo de acomodados vividores al servicio de su propio partido y que no van a dudar en aprovechar su posición hegemónica para seguir viviendo de todos nosotros, soslayando cuando no obviando de manera evidente el interés general de los ciudadanos. Esto es lo único que debemos agradecer a Sánchez, que nos ha escupido a la cara cuál es su verdadera motivación para seguir en política y cuál es la posición de su partido en tan crucial momento de nuestra Historia: hacer seguidismo borreguil y servil de un líder preocupado solo por permanecer a toda costa y a cualquier precio en La Moncloa. Plataforma a través de la cual seguir colocando a los suyos y esquilmando aún más si cabe las deficitarias ubres del Estado.  

Por la conjunción de tales villanías, una parte del pueblo llano, de manera tímida y espontánea, ha acabado finalmente reaccionando y su protesta se ha materializado en concentraciones ante las sedes de #laPSOE a lo largo de todo el territorio. Pero un buen observador puede comprobar fácilmente, tanto por las formas empleadas como por las consignas y los símbolos que proclaman y enarbolan los manifestantes, que estas protestas no tienen nada que ver con las anteriores, que algo ha cambiado en la mentalidad de los que salen a la calle. Una parte de nuestra nación ha despertado, se ha dado cuenta del engaño brutal en el que se halla sumida y ha sido consciente de que quienes cobran del pueblo para defenderlo no están de su lado sino precisamente de quienes oscuramente traman para destruir la prosperidad y estabilidad de España y de los españoles. Ellos serán el germen y semilla de una esperanza que pronto brillará en nuestra patria.

PSOE vende España. Perdonan al ladrón. Persiguen y arruinan al trabajador

Esquemáticamente y a buena pluma, pasamos a resumir lo que consideramos que ha cambiado en España tras los últimos acontecimientos:

  • La Monarquía está a punto de perder toda credibilidad entre quienes hasta estos momentos se habían mostrado leales por convicción a la institución, principalmente las masas más conservadoras de nuestro país. Una parte de la sociedad mira al Rey con ganas de que tome cartas en un asunto que pone en evidencia la incoherencia de una amnistía con su intervención televisada ante el desafío de Puigdemont y su referéndum y posterior declaración unilateral de independencia. Queda muy tocado. Y nadie se ha preocupado de “salvaguardar” su imagen, que queda del todo punto deteriorada a la vista de todos. El subidón de popularidad con la heredera en la Academia militar de Zaragoza se ha esfumado de un plumazo con lo incómodo de su posición ante los pactos de Sánchez con los enemigos de España. Por ello, ha sido Felipe VI el primer damnificado y ya no faltan en las concentraciones proclamas en las que se refieren a su persona como “Felpudo VI”, Consignas que antes las protagonizaban grupos muy concretos y minoritarios del panorama político, pero que ahora se hacen mayoritarias en las manifestaciones ciudadanas. Incluso no hemos sido pocos los que nos hemos sorprendido al oír clamar a la gente, “Felipe masón, defiende tu nación”. Hace pocos meses, las clases medias conscientes consideraban que el Rey era el último bastión frente a la degradación total del régimen y el baluarte que no iba a permitir sin más la desintegración y división de nuestro territorio. Hoy, a plena luz del día, han podido comprobar que no es un resorte más de un régimen corrupto y caduco, una pieza decorativa en este teatro de monipodio de la España contemporánea.

 

  • Los manifestantes han podido probar en sus carnes que ¿nuestra policía?, aclamada en forma de “equiparación” por su actuación ante el desafío separatista catalán, no es más que un profesionalizado cuerpo represivo al servicio de ministro del interior de turno. Han seguido de manera fiel las instrucciones de sus superiores y no han dudado a la hora de reprimir violentamente a familias, viejos y niños. A muchos se les ha caído los que hasta hace poco eran sus ídolos y han podido comprobar que con sus impuestos también se permite la comisión de injusticias y arbitrariedades. Nadie nos va a salvar, como decía Ortega en España todo lo que se ha hecho lo ha hecho el pueblo y cuando el pueblo no lo ha hecho, se ha quedado por hacer. Una vez más, en nuestro caso se va a cumplir a rajatabla la proclama: “solo el pueblo salva al pueblo”. Ahora solo nos queda pedirles que por favor no se note mucho que pisan nuestras banderas y que cesen en su empeño de cargar sin control contra ciudadanos corrientes.

 

  • De otro lado, a nivel anecdótico pero clarificador, las ansias democratizadoras de la “Junta Democrática” de Rubén Gispert se han dado un baño de realidad al comprobar que la policía de Marlaska tardó exactamente cinco minutos en disolver su pacífica acampada en la Carrera de San Jerónimo. Años atrás, el movimiento 15M contó aquella vez con la anuencia del Ministerio de Interior de turno, el inefable Rubalcaba, para campar “sine die” en la Puerta del Sol. Pero en esta ocasión, el tinglado del 78, da igual que sea pepero que sociata, no va a permitir bajo ningún concepto que se mueva una coma en pos de más transparencia, independencia judicial o participación ciudadana real. Si quieren algo de esto tendrán que moverse en la calle o presentarse a las elecciones, pero la casta política no permitirá por las buenas nada que atente contra el actual estado de cosas que le permite disfrutar de una situación de privilegio e impunidad. Les cabe a ellos, como seguidores de Trevijano, el mérito de haber sostenido que sin separación de poderes real no podemos hablar de democracia auténtica y que en buena medida muchos de los problemas de hoy vienen de esta insostenible injerencia de los partidos políticos en todos los poderes del Estado. Hoy, todos los españoles vamos a cumplir su tétrico pronóstico al no tener manera a nivel judicial ni constitucional de defendernos de una ley de amnistía claramente inconstitucional. Inconstitucionalidad sostenida hasta hace nada por la práctica totalidad de ministros y dirigentes socialistas que hoy nos intentan colar precisamente lo contrario a su conveniencia.

 

  • De igual manera, los españoles de bien han podido comprobar que la cacareada libertad de expresión no funciona realmente como ellos con ingenuidad creían. Hace años podíamos habernos dado cuenta de que era posible saber a través de los medios con quien se acostaba Jesulín de Ubrique, pero imposible que salieran en los mismos lo que era la comidilla de todo el país, la relación del Juan Carlos con la vedette Bárbara Rey. Lo mismo con todo, o ¿no han pasado muchos años hasta que ha salido a la luz las intrigas más evidentes de los sucesos del 23 de febrero de 1981? Precisamente cuando carecía de impacto sobre la opinión pública lo que realmente ocurrió. El tratamiento informativo de las concentraciones de Ferraz para indignación de los allí presentes no ha hecho más que provocar indignación ciudadana contra las reporteras de la Sexta que se han llegado a poner un casco militar para realzar la imagen de disturbios de las protestas y para censurar el ambiente pacífico y familiar que era el que realmente se respiraba frente a la sede nacional de #laPSOE. A la clara de los allí concentrados se les ha escupido la manipulación de casi todos los medios de comunicación lacayo al sistema. Todos nos hemos topados con telediarios en los que se recalcaba solo la imagen de los disturbios y en los que incluso en ocasiones se ha dicho infamemente que cada día había menos congregados, cuando la realidad era exactamente la contraria. Han buscado la desmovilización de manera descarada porque era esa la conveniencia de #laPSOE y del PP.

 

  • De otro lado, la gente del común hemos presenciado en vivo una bofetada sobre el principio de la separación de poderes. Pero el problema es que la misma afrenta la han sentido magistrados, jueces, fiscales y altos cuerpos de funcionarios de la Administración General del Estado que no han dudado aparcar por un momento su sempiterna neutralidad política para denunciar en público casi todos los puntos del pacto de Sánchez con los separatistas, desde la ley de amnistía hasta la cesión total de impuestos a Cataluña o de la gestión económica de la Seguridad Social al País Vasco. Todas estas cesiones suponen vaciar de contenido toda actuación del Estado en aquellos territorios y reducir las relaciones entre españoles a la más pura y dura bilateralidad. Es un antes y un después que las élites judiciales y funcionariales de este país se hayan plantado y hayan expresado su rechazo a esta infame amnistía que nos quieren imponer. Si finalmente sale aprobada, hará que nos sean pocas las personas formadas e informadas que sean conscientes de que este sistema hace aguas por todas partes. Y es que la afrenta a nuestra más mínimas reglas de convivencia ha sido intolerable y acabará tarde o temprano en degenerar en un conflicto civil entre españoles, de esto se han dado cuenta cabezas muy bien amuebladas, gente difícil de manipular y que te estará esperando a la vuelta de cualquier esquina.

 

  • De hecho, esta aclamada denuncia de lo inconstitucional de la amnistía propuesta, realizada por voces autorizada de los profesionales del Derecho en sus diversos ámbitos, judicial, administrativo, laboral, hacendístico o notarial, produce el efecto de poder considerar de manera fundada que ante lo que nos hallamos en este punto es ante un golpe de Estado como un camión. El Estado de Derecho ha sido la última de las víctimas que se ha dejado en el camino el psicópata de Pedro Sánchez en su despiadada lucha por el poder. La España de después de la amnistía será una España distinta de la que hemos vivido hasta este momento. Cualquier grupo se creerá merecedor de una medida de gracia de este tipo. Cualquier grupo sentirá desafección ante este agravio comparativo. La posibilidad de adoptar medidas de gracia tan excepcionales y sin contar con el consenso de casi todas las fuerzas políticas es un antecedente que dará problemas en el futuro. Del melón populista que plantea la introducción en España del concepto de “lawfare”, es mejor solo apuntar, pero no es sino el fétido aroma que desprende el pacto de #la PSOE con los separatistas de Junts.

 

  • Y es que la gente que en la actual coyuntura de inflación galopante, no lo tiene fácil para acabar a fin de mes, han podido comprobar una nueva dimensión de las que implica esta ley de amnistía: que “perro no come perro” y que la casta política acaba salvando a los que pertenecen a su mismo grupo social. La clase política se lame mutuamente sus heridas, se protegen y amparan los unos a los otros. No eran pocos los que argumentaban que no querían a los políticos separatistas en las cárceles, pero por el contrario, la mayoría quería que pagasen de sus bolsillos las indemnizaciones por los gastos provocados por el “procès”. Ahora la ley de amnistía de #laPSOE borra todas las consecuencias de estos delitos y a este grupo de separatistas parasitario no se le embargará sus bienes como le ha sucedido a cientos de miles de españoles que lo han perdido todo porque un negocio no les ha funcionado y se han quedado sin casa o sin coche por una deuda tributaria o de la Seguridad Social. Ellos están por encima del bien y del mal porque cometer delitos les sale gratis.

 

  • De todas formas, resulta positivo y alentador que no son pocos los españoles de a pie los que le han perdido el miedo a #laPSOE. No han dudado en rezar un rosario ante las puertas de su sede, en corear mensajes políticamente incorrectos y en ondear banderas sajadas de todo símbolo constitucional. A nadie le ha preocupado que las concentraciones no hayan sido legalmente comunicadas, se han hecho y punto porque era más correcto violar la legislación vigente que dejar pasar un hecho extremadamente grave en el plano moral. Esta exigencia ética seguramente ha debido preocupar a más de uno, pero al pueblo le ha dado igual, tal era su grado de indignación con el partido que más ha colaborado en la degradación actual que vive España. Además, el Partido Socialista se ha quitado la careta y ya no engaña a nadie porque ha dejado a las claras que no es el partido de la igualdad, puesto que ha acordado darle 15.000 millones a una región rica en perjuicio de las más desfavorecidas. Nos han dejado este mensaje a la puñetera cara: los españoles ya no somos iguales que los españoles de Cataluña y #laPSOE va en todo momento a privilegiar a los españoles del País  Vasco y Cataluña, lo más ricos, en perjuicio del resto. Se han convertido, en el fondo, en el partido defensor de los territorios más ricos de España en detrimento de las zonas más depauperadas.

 

  • Como conclusión, podemos proclamar que las personas con mínimas y sinceras inquietudes políticas se han percatado finalmente de que el problema es el sistema. No es cuestión de siglas. No se arregla nada con darle recambio popular a #laPSOE, puesto que en el fondo los dos principales partidos trabajan afanosamente en pos de la destrucción y desintegración de nuestra querida Nación, unos a mayor ritmo y los otros de forma más pausada. En esta coyuntura histórica, muchos compatriotas se han dado cuenta de forma cruda que ninguna Constitución puede protegernos, que la Nación es previa a la Constitución y que en esta se hallaban inscritos los pasos para la misma destrucción de nuestra milenaria realidad nacional. Si lo que pretendemos es salvar España tendremos que poner freno al despropósito constitucional que la ha llevado precisamente al estado de postración en la que se halla. Es el camino inverso al que los políticos han apelado constantemente, pues si esperamos que el régimen corrupto auspiciado por la Constitución del 78 nos salve, vamos aviados. Solo el pueblo salvará el pueblo y en su lucha tendrá al lado siempre a Defensa Social.

 


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