El 21 de agosto de 2005 el diario "El País" publicaba una carta al Director firmada por una joven llamada Carolina Alguacil y que llevaba por título "Yo soy 'mileurista'". Podemos recomendar acudir a esta fuente y con ello descubrir que nos hallamos ante una breve descripción de un fenómeno social que todos podemos identificar y que ha servido para denunciar la situación en la que se encuentran millones de españoles, jóvenes y no tan jóvenes. En el momento en el que se publica la carta al Director, año 2005, mil euros era un signo de precariedad salarial, pero paradójicamente años después, tras la irrupción de la grave crisis económica de 2008, esa banda salarial se convirtió desgraciadamente en símbolo de prosperidad para muchos españoles, cuanto no en el reclamo de muchos vecinos portugueses para venir a trabajar con nosotros envidiando la generosidad de nuestros "elevados" mil euros comparados con los seiscientos a los que ya se han acostumbrado a transitar los habitantes de nuestro país hermano.
Cosas de la Globalización y de nuestra convergencia europea. El truco del almendruco versión siglo XXI: cobrar sueldos españoles o portugueses y sufrir precios de alemanes y franceses. Así de fácil ha resultado engañarnos. Pero esta otra historia daría para otras reflexiones que no son las que nos ocupan en estos momentos. En todo caso, cuando nos refiramos a mil euros entendemos por tales un sueldo exiguo, con la actualización que el mismo tenga en el presente.