Manifiesto contra la corrupción
PLATAFORMA DE ASOCIACIONES POR LA CONSECUCIÓN DE LA III REPÚBLICA. Convoca: IRE (Iniciativa Republicana Española)
“La democracia se ha convertido en un instrumento de dominio del poder económico y no tiene ninguna capacidad de controlar los abusos de ese poder” José Saramago.
El grado de perversión en la palabra y el pensamiento está llegando a un extremo en el que pedir que la Justicia sea igual para todos se ha convertido en un acto de demagogia. La impunidad está socialmente admitida, y la factura que paga el pueblo español en concepto de impunidad es demasiado alta: pagamos en tristeza, desconfianza, desolación…
Sería injusto decir que hoy comienza una larga andadura, porque hasta los más largos transitos comienzan con una idea, con un primer paso, con un primer abrazo y con una primera negociación, en la que la generosidad, en pro de un noble objetivo, y sobre todo cuando este supone un cambio de paradigma, es la primera invitada. Los compañeros de Iniciativa Republicana Española se han atrevido a pensar en grande, que aconsejaba Kipling. Si somos capaces de mirar al futuro, si somos capaces de estar aquí y ahora y comprometernos aquí y ahora; de enterrar nuestros sesgos y rezarles de vez en cuando una oración para que descansen en paz, tendremos un futuro juntos para frenar a unos gobernantes que, abandonando valores como la dignidad, la igualdad de oportunidades, la justicia social, la redistribución de la riqueza y desde ahí, toda moralidad, han acabado hundiendo sus zarpas en las arcas públicas, en los presupuestos de Educación, Sanidad, Dependencia… para llenar los bolsillos propios, las sedes de sus partidos políticos o las de sus comunidades autónomas, olvidando la belleza y la verdad, recordando a aquel viejo filósofo griego que instaló los pilares de la democracia, y que han de regir el bien común de cualquier comunidad que se precie.
Estamos aquí para exigir el cese de la corrupción. Hay una corrupción que se salta la ley y hay leyes que propician la corrupción y la desigualdad y que han mirado hacia otro lado cuando la deshonestidad comenzaba a invadir, como si de una pandemia se tratase, el ADN de nuestra política y así de nuestra clase política y por ende de nuestra comunidad, dejando por el camino un reguero de culpables y millones de responsables, a los que nos gusta llamar inocentes. Sin embargo, no lo somos. Somos hombres y mujeres libres con capacidad de respuesta.